La taberna del mar: enero 2011

25 enero 2011

Algo


Aquella tarde descubrí que hay algo
que es difícil saber en qué consiste
pero que obviamente está ahí,
en la naturaleza, en las nubes,
en los aspersores del parque
que se cruzan con chisporroteos.
Fue algo, no sé, algo.
Algo que estaba ahí antes de mí
y que seguirá cuando me vaya,
algo que quizá tiene que ver
con la intimidad del mundo,
con su mismo ser, con su ser él mismo,
con su espíritu de mundo omnipotente
(pero mudo), como algo trascendente
pero frágil,
tan frágil que se va por el aire cuando
intento agarrarlo, como esos molinillos
que vuelan en verano,
que explota en arco iris jabonoso como
una pompa perfecta en su redondez,
autoconsciente de su geometría
pero frágil, ya digo,
esquivo, como una sombra que uno ve
de reojo y que desaparece en cuanto
es enfocada.
Algo que es difícil saber en qué consiste
pero que obviamente está ahí,
algo que qué sé yo, no sé, algo,
algo que no sé qué hace ahí,
que no se va, que huye, que ahora vuelve,
interpelándome desde el chisporroteo
de los aspersores cuando se cruzan.
Algo que no soy yo, que no es nadie
ni nada, que no es, pero que está,
que estuvo, que estará,
que no sé, que no veo,
que tiene que ver con la intimidad del mundo,
con la vida, con la muerte,
con el espacio y el tiempo,
(si es que no es en sí mismo el tiempo
o el espacio, o los dos),
porque todo tiene y a todo impregna
y todo refleja y a todo remite,
interpelándome desde el chisporroteo
de los aspersores cuando se cruzan.
Como un ruido continuo de esos
que sólo se oyen cuando cesan.


__________________

Etiquetas: ,

10 enero 2011

No quisiera


No quisiera
que al igual que el vaho amorfo
adosado al cristal de la ventana,
cortina que me impide
ver el tiempo que hace
a primera hora de la mañana,
vapor interminable
que me hace tiritar
durante lentos días y noches
con un largo temblor,
no quisiera que quedase así, nunca,
el vidrio invisible
que me rodea.
Las gotas de agua van condensándose
y vierten en corrientes sinuosas
cristal abajo,
y no quisiera que
con esa triste humedad que me impide
la visión de árboles brillantes
se fuera también nublando tu cuerpo,
con rastros de lágrimas cayendo
hasta diluirse poco a poco
tu imagen entre los charcos de la ciudad.

____________________

Etiquetas: ,