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05 noviembre 2008

Temeroso


Callado en un rincón, agachado,
resguardado de los leves rayos de luz
que se arrastraban desde la ventana,
con la mirada en el suelo
y descalzo,
así te recuerdo
aquella mañana lluviosa,
mudo,
vacío,
desesperado,
con ganas de filtrar tu espíritu
por los agujeros de la persiana
y expulsarlo al ancho mundo.
Temeroso,
acabado,
resignado.

¿Quién dijo que el tiempo no pasa en balde?

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