
Y de pronto, súbitamente, dejo los olivos de diciembre, llego a la costa y la encuentro nevada.
Comenzó a nevar suavemente, y por la noche desapareció la blanca capa. A la mañana siguiente volvió a empezar con timidez al principio, pero sin parar, hasta blanquearlo todo. Entonces fue cuando se puso a nevar con ganas. Del mar emergía vapor, como queriendo diseminar la tibieza del agua.
El blanco insuperable de la nieve hizo desaparecer todos los colores. El frío del aire congeló todas las tibiezas.
absolutamente flipante, nieve en el mar
ResponderEliminarcaen tus versos como copos de nieve dulce
ResponderEliminarBlancoo.
ResponderEliminarTuvo que ser precioso Zendoia, mar y nieve. La taberna nevada.
Te sientan muy bien los vapores de nieve.
ResponderEliminarMuy buen blog. Saludos.
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