Cuadernos de Koh Samui (4)

Ladyboy

Estás ahí, a la sombra de uno de esos árboles enormes
que riegan el suelo de florecillas blancas.
Pintas escenas del Kamasutra en unos papeles de color crema.
“Ladyboy” dice con una sonrisa estúpida
y una mirada pútrida un policía.
Pero lo dice bajito y en mi oído, babeando.
Los demás te adoramos.
Elegante, con un cuello larguísimo
no desentonarías en ninguna fiesta europea,
en ningún baile benéfico.
Suave como una pantera.
Saber que estás ahí, cerca del templo desde el que habló Buda
por algún motivo hace que este mundo sea mejor.
Mientras tú sigas
pintando delicadamente,
no todo está perdido.
De alguna forma me siento más seguro,
equilibrado,
sabiendo que hay alguien mucho mejor que yo
que me salvará en los peores momentos,
y rezo porque sigas ahí,
ladyboy,
pintando con tus acuarelas,
a la sombra de uno de esos enormes árboles
junto al templo desde el que habló Buda,
rodeada de florecillas blancas.

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