Hambre y sed
Estoy hambriento, sediento:
este cuerpo envejecido desea sabrosos alimentos
para seguir quemando la vida.
Estas vísceras cansadas necesitan buenas bebidas
para resistir y vivir.
A pesar de los enemigos que abrasan
el interior sanguíneo,
en contra del mal que me acerca un poco
al incógnito fin,
yo mismo he de buscar,
despacio, el equilibrio,
por encima de controles rutinarios
olvidando fríos números y logaritmos.
Y aquí estoy, con hambre y sed,
queriendo alejar las metas,
para alargar el viaje de la vida,
ayudado por grises perlas de nombre triangular.
Estoy hambriento, sediento,
y no puedo ir a comer contigo,
porque tú mismo también tienes hambre
y no hay bastante para dos, hoy.
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6 Comentarios:
como he dicho muchas veces, nadie sabe el día ni la hora y cada segundo, cada respiración es un regalo que os doy, porque yo no creé el mundo y me fui sino que lo creo en cada instante, así que, disfrutad del instante.
muxuak
Siempre hay hambre, y sed,
de amor, deseo, paz, y vida,
hambre que corroe nuestros corazones
de ruina.
A veces el hambre es un sueño vestido de deseo,
o un reloj que busca un lugar donde detenerse,
la última hoja caída desde el árbol frente a la ventana.
La sed a veces es un cálculo mal resuelto,
una fracción de instante incalculable
un delito de las flores sin resolver.
La calma vendrá con el descubrimiento
de caminos que lleven a los campos de trigo,
amapolas y azules horizontes.
Ahí tal vez te encuentres con mi alma,
que tal vez ande buscando la tuya…
Que prueben a darse la mano,
y que miren hacia lo lejos
hasta que queden saciados…
El equilibrio en la vida es un duro pulso
entre venas y arterias heridas;
duele solo mirarlo.
Yo también tengo hambre y sed…
Que la vida dure lo que tenga que durar...
mientras no pierda la dicha de haber alimentado mi alma con todo lo que la haga brillar.
"Comamos y bebamos que mañana moriremos".
Pero mejor comer y beber contigo para olvidarme de mis males, de mi cercana muerte, de mi hambre y de mi sed.
Abrazos.
Pues comamos y bebamos
y miremos y descansemos...
Como decía la canción: el agua me llega hasta las rodillas... y me muero de sed. A veces estamos tan obcecados en nuestra propia insatisfacción que no nos damos cuenta de que basta agacharse, hacer un cuenco con las manos y llevarse a los labios un poquito del río fresco que corre a nuestros pies...
Como siempre, gracias...
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