La taberna del mar: Mikel Laboa, goian bego

03 diciembre 2008

Mikel Laboa, goian bego


No escribió las letras de sus canciones, sino que las tomó prestadas del cancionero popular, o de los más grandes poetas euskaldunes, o de escritores de otros idiomas. De hecho, recreó letras de poetas tan dispares como el alemán Bertolt Brecht o el catalán Salvador Espriu. Pero dotó a esas letras que no eran suyas de unas melodías inolvidables, las acompañó con una instrumentación cuidadosa hasta la perfección, y sobre todo, las vistió con ese timbre de voz suave, dulce e inconfundible.

Algunos nacimos y crecimos con sus primeras obras musicales, por aquel entonces casi clandestinas. Y nos hicimos mayores viendo cómo evolucionaba su repertorio, su arte de componer bellísimas canciones, su osadía innovadora.

Todos los que le conocimos podríamos asegurar que su sencillez y amabilidad eran irrepetibles. A veces parecía que no estaba seguro de lo que decía ni de lo que hacía, incluso sobre el escenario, pero en cuanto rompía el silencio ante el micrófono, sabía emanar una magia que a muchos nos estremeció hasta el llanto más de una vez. Hoy no puedo escuchar su voz en la radio porque me emociono demasiado, pero al mismo tiempo estoy deseando poder volver a escuchar la canción que le enseñó mi abuelo político: “tenía un mirlo negro metido en la jaula, y un día de invierno el pobre se murió; lo enterré en un rincón del prado, y al amanecer, en aquel agujero se escucha el canto del mirlo”. O ésta, con letra del gran poeta catalán Espriu: “sólo se me dio de limosna la riqueza de un instante”. O ésta de Atxaga: “que no se olviden nuestras palabras, que no se pierdan como el rastro ligero de los pájaros sobre la nieve”. O de Sarrionandia: “la oscuridad se desploma como una pluma perdida; los ojos palomas, la lengua ciruela, y tu corazón, mi ancla”. O ésta otra del poeta Xabier Lete, con un acompañamiento de piano que resuena y resuena: “no me asusta recoger las últimas flores del huerto, porque sé que la muerte eterna es un dormir de sueños completos”.

¡Pero fueron tantos discos, tantas canciones!

Pero fue sobre todo su caminar incierto por las calles donostiarras.

Fue la música, sencillamente, fue su voz.

Egun handira arte, Mikel, hasta el gran día.


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7 Comentarios:

Blogger Jose M. Zendoia escribió...

Este video lo emitieron el lunes en la euskal telebista:
Agur eta ohore, Mikel

12/03/2008 08:06:00 a. m.  
Blogger José L. Serrano escribió...

y sobre todo haberse ido al otro barrio sin enemigos, eso es bonito

Agur Mikel

12/03/2008 08:10:00 a. m.  
Blogger Marga escribió...

No le conocía, leí la noticia en la prensa.

Sensaciones similares me vinieron a la memoria con la desaparición de Joan Baptista.

De dos en dos cruzan al otro lado del río, uffff que mal...

Besitos y abracitos

12/03/2008 11:36:00 p. m.  
Blogger pon escribió...

Le vi una vez hace tiempo, cantaba como una se imagina a los viejos bardos galeses o los poetas errantes de las sagas escandinavas, o como Homero. Con raíces y ramas.

Goian bego.

12/04/2008 12:10:00 a. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Con una sola vez que le hubiera oido cantar nunca hubiera olvidado su voz.
Gracias Mikel Laboa y gracias Zendoia.

12/04/2008 10:58:00 a. m.  
Blogger senses and nonsenses escribió...

me ha recomendado Pon tu sentido post, un bellísimo homenaje a Mikel Laboa. para algunos amigos, que me acercaron algunas de sus canciones más conocidas, que le conocieron tb en una distancia más íntima, ha sido una pérdida irreparable. a mí me ha dado mucha pena.
Agur, Mikel

un abrazo.

12/04/2008 05:10:00 p. m.  
Blogger ixilik escribió...

al igual que el Peine de los Vientos aparece y desaparece en el txirimiri, su música sera similar, cada vez que suene.
Adio Mikel

12/15/2008 03:16:00 p. m.  

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