Diecinueve poemas escritos en dos horas (2)
Miro el mar del norte en tus ojos
para perderme
entre sus olas grisáceas.
No sé en que pensarás
pero disfruto cuando entornas
los ojos y te empapas
de recuerdos
(que a lo mejor no son ni siquiera agradables)
porque es entonces cuando
abandonas tu mirada atenta,
e inquisidora a veces,
y puedo penetrarte a conciencia,
sentarme al borde de tus acantilados
blancos y azotados por la sal,
levantar la mirada hacia el
horizonte brumoso y azulado,
respirar tu aire perfumado de ámbar gris
y de algas y de espuma.
¿Qué miras?, dices cuando sales
de tu embrujo.
El horizonte, idiota, el horizonte.
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para perderme
entre sus olas grisáceas.
No sé en que pensarás
pero disfruto cuando entornas
los ojos y te empapas
de recuerdos
(que a lo mejor no son ni siquiera agradables)
porque es entonces cuando
abandonas tu mirada atenta,
e inquisidora a veces,
y puedo penetrarte a conciencia,
sentarme al borde de tus acantilados
blancos y azotados por la sal,
levantar la mirada hacia el
horizonte brumoso y azulado,
respirar tu aire perfumado de ámbar gris
y de algas y de espuma.
¿Qué miras?, dices cuando sales
de tu embrujo.
El horizonte, idiota, el horizonte.
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4 Comentarios:
el horizonte: el infinito en la mirada
Miradas que divisan a lo lejos una isla y en las pupilas recuerdos de dias pasados en el mar.
Mirar al horizonte cada vez más lejano y sentir que el marinero en tierra ya no volverá al mar.
Miradas azules que mueren en tierra, que apenas distinguen ya la isla en el horizonte.
Marinero en tierra mirandose en el mar, cerar los ojos, soñar con días felices y que vuelves a la isla y al mar.
Miradas azules que matan y miran al mar.
Y después de Enero, a callar.
Me encanta la foto...
(del poema no digo nada)
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