Diecinueve poemas escritos en dos horas (12)
Pasa la tarde entre un tictac
de horas que caen mojadas
en un charco.
Las recojo y las pongo a secar
sobre los radiadores:
me da miedo que algún día
no haya horas
(ni siquiera horas desesperadas
como las de hoy
en que te espero).
Pasa la tarde y hasta nieva
de tanto como espero
y la nieve cubre
las sucias y grisáceas callejuelas.
Y en un rincón,
un remolino de hojas
y papeles
que no cesa de dar vueltas.
Y bajo con una escoba
y un recogedor
y me pongo a barrerlo
para no verlo ya más
dar tanta vuelta,
para no verlo nunca
dar más vueltas,
para no tener que esperarte
viendo vueltas y vueltas
y más vueltas,
y el tictac,
y las horas que se escurren
y se van
y se acaban.
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3 Comentarios:
Parece que las agujas del reloj dan las horas dando vueltas y vueltas y vueltas en un remolino de minutos secos.
Hélas, que c'est beau ce poème!
me ha parecido de una ternura tremenda, precioso
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