Este poema llega demasiado tarde
(en memoria de Arpad Miklos)
Quizá si hubieras sabido lo que te quería,
lo que te queríamos. O ni siquiera así.
Teníamos los dos cuarenta y cinco años,
pero tú los tendrás ya para siempre.
¡Si hubiéramos estado tomándonos Martinis
en Menton, al solecito de febrero!
Luego, en el hotel, habríamos jugado a que tú
eras un niño. Y yo te arroparía hasta que te durmieras,
con la nariz quemada (un poco).
Pero tú estabas solo en tu apartamento de New York
y yo aquí, escribiendo poemas.
Quizá si este poema hubiera llegado a tiempo.
A lo mejor tu tragedia siempre fue
tener cara de buena persona.
_________________________
1 Comentarios:
Tal vez la mayor tragedia es que este tipo de tragedias se nos ocultan deliberadamente todos los días.
Publicar un comentario
<< La Taberna del Mar