La taberna del mar: Volver a ser pequeños

06 junio 2006

Volver a ser pequeños

Volver a ser pequeños (2005)

Solo deseo que volvamos a ser pequeños, que nos vayamos haciendo cada vez mas jóvenes, que se nos rice el pelo y la piel se nos vuelva cada vez mas suave, que de repente nos echemos al suelo y volvamos a gatear, que se nos olvide todo lo que la vida nos ha enseñado a golpes, que dejemos de hablar, que dejemos de ponerle nombre a las cosas, que los demás dejen de ponerle nombre a todo lo que hacemos, que dejen de buscar los motivos, porque cuando somos pequeños no hay explicaciones ni nombres para nada, que nos suelten a los dos en un patio soleado sobre el césped, que palmotees de alegría y sueltes carcajadas hasta que se te salten las lágrimas cuando me veas, que yo te tire del pelo y te dé un mordisquito en la nariz, inventándonos juegos y palabras que nadie entiende porque no significan nada, que vuelvan las pataletas incontroladas, los tremendos cabezazos, que volvamos a ser lo que fuimos algún día pero juntos, tirándonos pellizcos, sin que nadie sospeche, sin que nadie sufra por algo que a esa edad ni siquiera tiene nombre porque no existen las palabras, solo existen tus rizos rubios, tu escandalosa risa, tus manos regordetas, el reguero de baba que brilla al sol de la tarde, las miradas de ternura y de absoluto éxtasis y adoración que nos lanzamos en ese mundo nuestro, que es solo tuyo y mío, en ese patio soleado en el que reímos y palmoteamos hasta caernos de espaldas sobre el césped.

Que nos vayamos haciendo cada vez más pequeños, como un niño, como un gato, como un pajarillo, que sigamos haciéndonos pequeños como una pulga, como una ameba, que seamos tan pequeños que ya nada ni nadie pueda vernos, que desaparezcamos, solos, en ese mundo que tendrá todo lo que necesitamos.

9 Comentarios:

Anonymous Anónimo escribió...

Tenía yo unos cuatro años y mis tíos y primos se fueron a vivir a Vigo. Desde el balcón de mi casa, saludaba a todos los trenes que pasaban, y les decía: "adiós, tren de vigo, recuerdos a los primitos", y lo repetía hasta que el tren desaparecía en un túnel (un recuerdo de la infancia)

6/06/2006 10:06:00 a. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Pues yo no volvería por nada del mundo a la infancia.
Tenía (tengo) una familia fantástica que me amaba, pero no volvería ni siquiera por/con la persona amada.
Desde mi ahora veo mi infancia como algo que afortunadamente pasó y afortunadamente también queda cada vez más lejos.
Aparte del amor de mis padres y mi hermana sólo salvo los paseos con mi abuelo. Mis manos minúsculas agarraban con fuerza uno de sus dedos y le veía poderoso, sabio íntegro. ¿El resto?: que permanezca en el absoluto olvido y que no salga de ahí.

Todo eso que, como siempre, con tanta belleza expresas hoy: fundirme con el amando, jugar con sus barbas hoy, en la madurez de la vida. Ser amado y amar desde lo aprendido, desde la tranquilidad que da el relativizar lo supérfluo.

Un abrazo por este bello texto. Como siempre.

6/06/2006 01:02:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Uno se queda sin palabras, cuando lee las vuestras.

Gracias.


muscari

6/06/2006 02:31:00 p. m.  
Blogger kaerff escribió...

y porque eres el único que sabe jugar a este juego :P

6/06/2006 02:52:00 p. m.  
Blogger José L. Serrano escribió...

gracias kaerff, fantástico, genial, bellísmo, emocionante.

6/06/2006 03:18:00 p. m.  
Blogger Ana desde el Sur del Mundo escribió...

Pequeñita, quietecita, mirando las estrellas cómo se arremolinan en ese cielo de campo que tanto extrañaré toda la vida...
Muy pequeñita.

6/06/2006 10:58:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Y si ya que hemos crecido nos tiramos un poco del pelo, pegamos unos saltitos, jugamos a lo que nos propone Kaerff y salimos al patio y gritamos "We are the only ones"

6/07/2006 01:17:00 a. m.  
Blogger MadJavi escribió...

Espero no crecer nunca tanto como para desear volver a ser pequeño; en mí queda mucho de niño hoy, y espero que quede para siempre, hasta que se me caiga de nuevo la baba y diga cosas sin sentido...
¡Precioso, Jose Luis!

6/08/2006 10:51:00 a. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Siempre está presente el anhelo en los niños, y en los que lo hemos sido aunque todavía, a décadas vista, nos queden retazos de infancia, de ser mayores para hacer lo que queramos, para vivir con quien nos dé la gana, para tener nuestra casa, no dar explicaciones cuando volvamos tarde a casa o no pedir permiso para marcharnos de viaje... Y de repente, cuando somos conscientes de que no somos niños, de que el paraguas protector (que a veces se nos antojaba jaula) de nuestros padres nos liberaba de nuestras preocupaciones -excepción hecha de las notas que, según nuestra actitud, nos traían más o menos por el camino de la amargura-, se ha desvanecido, nos vemos solos ante el peligro, junto a la persona amada las más de las veces, pero con la pesada carga de los problemas cotidianos, con nuestros padres, mayores ya, que necesitan ahora de nuestra coraza envolvente y generoso amor, acompañados de los recuerdos tristes de quienes ya no están con nosotros porque la venda de la infancia se ha corrido de nuestros ojos y hemos visto de cerca a la muerte, llevándoselos de la mano, que prudente e inconscientemente nos fue velada por nuestros familiares para no hacernos sufrir innecesariamente; entonces es cuando querríamos empequeñecer, hacernos cada vez más pequeños y regresar a nuestra más tierna infancia (en muchos casos, pero no todos desgraciadamente), liberarnos del dolor de la vida diaria, salpicado, también es verdad, por momentos buenos y felices que la hacen más soportable.

Pero la vida es así, sólo podemos continuar hacia adelante y congratularnos, a pesar de todo, de cumplir más y más años ¡pobres de aquellos que no pueden celebrar más cumpleaños a pesar de las arrugas! Benditas sean esas cicatrices del tiempo que demuestran que hemos vivido y en cuyos surcos, como escritura cuneiforme, pueden seguirse nuestras aventuras y desventuras, y llegaremos al final del camino preguntándonos ¿cualquier tiempo pasado fue mejor? La respuesta sería depende de para qué.

6/27/2006 12:16:00 p. m.  

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