Cleobis y Bitón
A J.M. que se nos fue de esta vida como había pasado por ella: de puntillas.
Siempre me ha encantado la hermosa historia de los hermanos gemelos Cleobis y Bitón, cuyas magníficas estatuas se pueden ver en el Museo Arqueológico de Delfos. Su madre Cipide era una sacerdotisa de la diosa Hera. En uno de sus desplazamientos para acudir al festival de Hera en Argos, sus hijos, fuertes y jóvenes como nos hacen suponer las magníficas esculturas que los representan, se ofrecieron a ser ungidos al carro en lugar de los bueyes, pues éstos andaban ocupados en el campo (otras versiones cuentan que los bueyes desfallecieron en el largo camino y los hermanos les relevaron). El carro con la sacerdotisa fue arrastrado hasta Argos por Cleobis y Bitón, llegando a tiempo para el festival. Cuando llegaron al lugar de la celebración, la madre, emocionada por la devoción de sus hijos, que se tumbaron exhaustos sobre la arena, pidió a Hera que les concediera el mejor regalo que los dioses podrían ofrecer a un mortal. Hera no se lo pensó demasiado: delante de la desconsolada y arrepentida madre, la diosa decidió que Cleobis y Bitón merecían ese regalo: los hermanos gemelos murieron allí mismo, en la arena.
La muerte como el mejor regalo de los dioses, como el premio a una vida feliz y completa, como el merecido descanso, como el eterno olvido. Los cristianos nos hemos acostumbrado a temer a la muerte, pues entonces nos enfrentamos a nuestras acciones en el famoso juicio en el que pesarán nuestra alma, que se condenará en el fuego eterno o gozará de la infinita dicha de permanecer ante la presencia de Dios por toda la eternidad. Pensar en la muerte como en el mejor regalo de los dioses nos cuesta trabajo. Y sin embargo, qué liberador, qué estremecedor, qué esperanzador.
9 Comentarios:
Descanse en paz.
Hay regalos por los que merece esperar, éste nunca se sabe cuando toca.
Cuando los dioses nos quieren castigar, nos conceden nuestros deseos.
La vida no tendría valor si no tuviera final, ese es el regalo de la muerte en la partida de ajedrez.
Ahí le has dao, amiga Pon.
De pequeño no entendía aquella frase de Santa Teresa "Hay más quejas en el cielo por plegarias atendidas que por las no atendidas"
No sabemos ni lo que queremos
Preciosa la foto para J.M., buena forma de irse, sobre las hojas que flotan.
lo peor es que se fue el 20 de enero, y esa fecha la tenía guardada para otra cosa, pero
¿que se le va a hacer?
Aquí no llevamos las riendas, you know...
Los pobres mortales somos juguetes en manos de los dioses.
Ay de la partida, tan cercana, tan sentida...
ay pepe!
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