Anoche regresé a Manderley
Anoche regresé a Manderley (2005)
A la señora Danvers se le ocurrió poner el gramófono en marcha. Para entonces aquella antigualla estaba convertida en pieza de museo, pero funcionaba. Sacó un disco de la vitrina, el primero que tenía a mano y último que había sonado en el aparato, música de Alan Rawsthorn, evidentemente, el concierto para trompeta y pequeña orquesta de cuerda.
¡Hermosa música!, pensó, e hizo girar su cuerpo un par de veces, imitando el movimiento del disco. Luego se dirigió al balcón y abrió el ventanal. Sabía que se acercaba la embarcación, ligero velero sobre la espuma saltarina. No salió a la balconada, no quería saber si la noche era oscura, no quería saber si las gotas de escarcha mojaban el camino del acantilado. Tampoco descorrió las cortinas porque no quería ver la amenaza de la marejada cerniéndose sobre la barca.
Pero sabía con certeza que, como en aquellas húmedas noches del pasado, se abriría el portón de hierro, y una vez atravesado, aparecería Rebeca entre acacias y magnolios. ¡Había pasado tanto tiempo desde que, juntas, lanzaron el cerrojo a las aguas profundas!
Pedazos de silencio que van hacia el mar y se los lleva el viento. Oigo música por todos lados, y por fin veré lo que no vi en el cine, mientras el aroma de rosas se mezcla con el sonido de trompetas a la luz de la luna llena: la señora Danvers aguarda, Rebeca regresa a Manderley.
(fragmento)
10 Comentarios:
Conches que anoche soñé que volvía a Manderley, querido Max.....
Bonito, bonito, bonito.
Y no (sólo) me refiero a ti Zendo, sino al escrito.
Me gusta.
Besos.
rebeca manipuladora o una juana de arco de su tiempo...???
que buen texto Zendoia.
Pobre Sra. Danvers, toda la vida enamorada de Rebeca y toda su vida esperando como Penélope!
Pero que mala más buena era luchando por lo que amaba.
Y hasta cuando tendremos que esperar para leer el texto entero? ¿hasta que este publicado?
no nos hagas sufrir
¡Ay, anónimo, me hace falta un servicio de traducción rápido y eficaz!
Enerito, esas dos eran tan tan malas, que estaban hechas la una para la otra.
Continuo a ser visita habitual. Gosto da tranquilidade do vosso blog.
Ya te digo Zendo, menudo par de arpias, pena de final tan trágico, con el juego que hubiesen dado las dos haciéndole la vida imposible a la rubia, que por cierto, sabe alguien cómo narices se llamaba?
Se llamaba "la segunda esposa de Maxim de Winter":
Anoche soñe que había vuelto a Manderley. Me parecía hallarme ante la puerta de hierro que da acceso al sendero, y que algo me impedía entrar. La puerta estaba cerrada con una cadena y un candado... (Rebeca, de Daphne du Maurier)
Y Lawrence Olivier tan elegante y tan oscuro y atormentado....
No quiero un ama de llaves, por si las moscas.
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