Piedra lanzada al agua
No podía recordar,
a medida que las ondas
se iban extendiendo
redondas sobre la laguna,
cada vez más anchas,
cada vez más lejanas,
no podía recordar
la piedra
–que ahora yacería
sobre el fondo de fango–
ni por qué la había tirado,
ni con cuánta fuerza,
no podía recordar
qué forma tenía
la piedra,
a medida que las ondas redondas
desaparecían sobre el agua,
cada vez más flojas,
cada vez más frágiles.
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4 Comentarios:
lo mejor es tirar otra, por si acaso
lo de la segunda piedra es más para cuando te quieres tropezar
Una segunda piedra no sirve, sería diferente y de lo que se trata es de recordar la primera.
Acéptalo, es triste, pero nunca podrás recordarla. Pero niño, haberte fijado bien antes de lanzarla!!!
Quizás con unas clases de buceo vuelvas a encontrarla.
Sólo me sale un suspiro frente al agua. Qué hermosa y leve la superficie.
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