La taberna del mar: Castillos de arena

24 mayo 2006

Castillos de arena


inútiles esfuerzos: haciendo castillos que las olas borran, convertidos en montículos redondeados de arena mojada que proyectan hacia la carretera sus sombras alargadas por el último sol, yo con un cubito rojo y una pala, golpeando el cubo de vez en cuando, con rabia por ver la obra deshecha, y levantándome, con mucho trabajo porque todavía no ando bien, más bien gateo, para coger el cubo y arrastrarlo un poco mas adentro, donde la arena pierde su color oscuro, y sentarme de golpe (casi me caigo de espaldas) y empezar otra vez a llenarlo de arena, apelmazarla para que no se desmorone al darle la vuelta, ponerlo boca abajo y darle un par de golpes con la pala, y levantarlo al fin para contemplar la hermosa torre con almenas y todo, con enormes puertas de madera y puentes levadizos, con guerreros que lanzan flechas y aceite hirviendo desde arriba, y llenar otra vez el cubo rojo, y levantar una nueva esquina del castillo, una nueva torre almenada, y así hasta cuatro, y luego construir con el pie una muralla entre las torres para que no se cuele nadie, y abrir (a eso me ayudas tú) un foso para que el agua, cuando la marea suba, rodee nuestro castillo y, si queremos, dejar entrar un chorrito pequeño por la parte de atrás para regar los jardines de dentro y para que se bañen los guerreros después de la batalla. Pero otra vez llega la ola, y la espuma arrastra trocitos de madera y conchas de caracola, y sube por la muralla y aniquila las torres y la arena y los guerreros y las puertas y los puentes levadizos, que se arremolinan hacia el mar entre espuma y gorgoteos de arena caliente, y yo con mis baldíos esfuerzos, con mis inocentes empeños, levantándome de nuevo para coger el cubo y arrastrarlo un poco más adentro, donde la arena pierde su color oscuro, y empezar otra vez a llenarlo de arena, apelmazarla para que no se desmorone, haciendo castillos cuyas sombras son cada vez más alargadas, haciendo castillos que las olas borran....

8 Comentarios:

Anonymous Anónimo escribió...

Aunque mi elemento sea la tierra (buen Tauro) y mi mundo la montaña (y vivo en una Barcelona marítima...). Mil millones de gracias por esta página.
Me ha llegado como llegan las cosas bellas: sin querer. Sin sensibilidad para entender una bella película. Una vez más lo siento.
Y sólo el nombre de esta bitácora me emociona. Desconozco el motivo.

Pese a ser de monte, el mar del Norte y del Oeste cada vez que tengo el privilegio de ser acariciado me embriaga como el aroma a fértil humus de mi tierra.
Quisiera conocer euskera como conozco gallego y catalán (todo llegará) para decirte en tu idioma lo que ha pasado por mi alma al abrir esta bitácora.
En todo caso espero tener el privilegio de poderos leer mucho tiempo.
Si nuestros caminos se han cruzado es por algún bello motivo.
Mil gracias. Lobogrino.

5/24/2006 12:10:00 p. m.  
Blogger José L. Serrano escribió...

El que habla euskera es el otro tabernero (José M Zendoia, Amuitz), yo solo se decir txotxolo.

Encantado de verte por aquí.

5/24/2006 12:29:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Me cansé de hacer castillos en la arena; las cónicas torres que flanqueaban sus murallas se me antojaban aburridas, me recordaban a las torres medio desvencijadas que rodean mi isla y que, varios siglos atrás, protegían (o como mínimo avisaban) a la población de la proximidad de las huestes bárbaras, prestas a saquear cuantos pueblos hallaran, a violar a sus mujeres, a degollar a sus hombres más viejos y capturar al resto para comerciar con ellos.

Parecerá una tontería, pero cuando me cansé de los castillos (pues baste ver en Castilla los pocos siglos que, la mayoría, han aguantado incólumnes) recordé, como había hecho muchas veces por otros motivos, las fascinantes y desafiantes pirámides egipcias, en mitad del desierto, aguantando cuarenta o cuarenta y cinco siglos, con cicatrices, sí, pero con el dudoso honor de ser, al menos para nosotros hoy y aquí, la única de las siete maravillas de la antigüedad que nos sigue embelesando. Al fin y al cabo, que son sino pedazos de piedra caliza (emergida del fondo marino) o granito que acabarán, como nuestra arena playera, bañando el mar en parte, ese Mare Nostrum que nos une y al tiempo nos separa, ese líquido amniótico civilizador y cordón umbilical al tiempo.

Basta recordar al insigne Jorge Manrique:

"Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos,
allegados son iguales,
los que viven por sus manos
y los ricos".

¡Qué razón tenía!

5/24/2006 12:34:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

José L.: Mil gracias por la visita a mi pobre bitácora.
Por la reflexión de una discusión absurda y por tus palabras.
Por algún raro motivo me emociona este bello encuentro: habrá un cambio de tiempo o estoy muy sensible hoy.
Mil gracias de nuevo, y mil perdones.
En mi bitácora, hay dos cosas salvables: "Huelve" y "El Peregrino y el Lobo" (en tres entregas), algún día te las explicaré.
Un beso. Josep.

5/24/2006 12:42:00 p. m.  
Blogger Ana escribió...

Creo que al final, después de muchos intentos te salió uno precioso. Con cuatro almenas, un foso y una torre donde donde formaste tu hogar. Creo que tu padre vigila para que una ola no te lo tire, aunque con el tiempo se te han unido más vigías...

5/24/2006 04:36:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Que buen rato, Jose Luis, observando como hacías tu castillo. Sin prisas, con mimo y detalle ¡qué bien te quedaba!. Sentada estaba de cara al sol viendo romper las olas cuando te ví . Así estuve mirando todo el tiempo como lo hacías y cuando acabaste ¿qué podía hacer?. Ir a la taberna de la playa a conversar con mis amig@s.

5/24/2006 05:29:00 p. m.  
Anonymous Anónimo escribió...

Los castillos que se levantan en la arena se los acaba llevando el agua, los que se levantan dentro del corazon.... esos nos los mueve ni el más fuerte de los tsunamis.

5/24/2006 06:47:00 p. m.  
Blogger MadJavi escribió...

Castillos de arena... Veo que no soy yo sólo el que los construye, y el que tras dar forma al castillo que ha soñado, ve como las olas lo derrumban sin piedad...
Castillos de arena... Yo ya construí el mío, al borde del camino...

5/25/2006 09:55:00 a. m.  

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