Espejo
Oropeles que tu fulgor convierte
en espejismos
al reflejar sin sombras tu deleite,
tu hálito miserable que recibe
en tu boca mi boca suplicante.
Y al fondo, el espejo manchado
y deformante,
picado por viruela en las esquinas
cual laguna junto a la alameda
en cuya superficie las hojas muertas duermen.
Pero el rojo del deseo desesperado
se abre camino entre las picaduras,
el viento helado que rápido convierte
tu deseo en nubes blanquecinas,
que materializa tus gritos deleitosos
en la penumbra de la cama helada,
y choca contra el espejo
dejando en los cristales
un beso mojado,
una caricia de agua
en la que escribo un número
que mañana, con el alba, olvidas.
en espejismos
al reflejar sin sombras tu deleite,
tu hálito miserable que recibe
en tu boca mi boca suplicante.
Y al fondo, el espejo manchado
y deformante,
picado por viruela en las esquinas
cual laguna junto a la alameda
en cuya superficie las hojas muertas duermen.
Pero el rojo del deseo desesperado
se abre camino entre las picaduras,
el viento helado que rápido convierte
tu deseo en nubes blanquecinas,
que materializa tus gritos deleitosos
en la penumbra de la cama helada,
y choca contra el espejo
dejando en los cristales
un beso mojado,
una caricia de agua
en la que escribo un número
que mañana, con el alba, olvidas.
7 Comentarios:
JODER...precioso serrano.
que buen comienzo de semana, graias.
Un reflejo
en el espejo
del mar Egeo.
deseos urgentes que se apagan antes de que llegue el alba,
la felicidad es un juego de espejos: un espejismo.
me ha encantado el poema.
un abrazo.
Es bellísimo, la urgencia del deseo y la rapidez del olvido.
Llevatelo a todas partes, por favor.
Por cierto, me encantan tus fotos.
Apagado el deseo
tu vacío y mi anhelo
entrechocan
precipitándose
en tu olvido
y luego el mío.
Que duro es a veces
apagar el deseo.
Mil abrazos, amigo.
¿Cómo se escapa tan fácilmente
eso que un instante antes
nos hizo estallar de deseo?
Ese instante
es la inversión de la magia,
cuando todo se apaga
y sólo la locura
de esperar una próxima vez,
impide que perdamos también la razón,
impotentes ante el extravío
de lo encontrado y una vez más, perdido.
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