Viaje al fin del mundo
Huye de ti la imaginación,
tu cuerpo entero se te escapa a lo lejos,
mientras sigues ahí tendido y hastiado
de no tener nada que hacer hoy,
nada que hacer mañana,
nada un día después...
Y huye de ti todo el ánimo,
a la taberna de madera junto al mar,
a un whisky en vaso de cristal grueso,
a los chillidos estridentes de las gaviotas
que penetran por las rendijas de ventanas rotas
hasta destrozarte el cerebro,
colinas verdes pardas, mar azul plomizo,
arroyos urgentes y lagos apacibles,
se posan en el fin del mundo
tu espíritu y tu cuerpo entero,
por no tener nada que hacer.
Y se eleva pausadamente el sol
que caldea el salón y calienta el jardín,
recuerdas que aún te queda terminar aquello,
y así recuperas la sangre por las venas,
los deseos en tus entrañas.
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2 Comentarios:
Vaya, que tenerlo todo hecho es un problema, un bellísimo problema que se soluciona cuando se descubre algo por termiar.
Me encanta la foto...
ahí es donde me quiero yo ir, al fin del mundo
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