Así caeremos
Todas las duquesas de este mundo
nos regalarán alguna vez la libertad
y no sabremos qué hacer,
dejaremos los viñedos
y nos acercaremos a la ciudad
sin nada
porque aprendimos a vivir la vida en el río ocre
y no en la calle, en casas en cuesta.
Las nuevas obligaciones que conoceremos
son más pesadas que la libertad ganada,
pasaremos de la cárcel de la duquesa
al presidio de las normas de falso respeto,
a la ley de señores invisibles,
seremos obligados a usar nuevas herramientas
que sustituyan a los aperos de labrar la tierra,
sin el amparo de conocimientos ancestrales
sin ganas de nuevas costumbres
caeremos cuesta abajo
entre edificios gigantes
y recordaremos que,
sin que ella lo supiera,
amoldábamos a nuestra conveniencia
los duros preceptos de la duquesa.
Dejaremos los viñedos y los templos de engaño
y caeremos con ellos.
7 Comentarios:
Si, vale, me dais mucha pena, pero:
¿y ahora qué hago yo sin vosostros?
Volved, mis pequeños....
No sé si caerme de la silla por la belleza trágica de tu poesía o por haberme quedado sin duquesa. En todo caso, ¿vaya castañazo!.
Como el olivo: negros.
Como el olivo: bajos.
Cual olivo explotados.
Y ¿Cuantos españoles
como el olivo estamos?
Hay tantas duquesas y miriñaques danzando...
Admirada de sus letras, solo dejo huella de mi paso por ellas...
El espejo de madrastra
de la duquesa de cola almidonada
y miriñaques imposibles
era un espejo demasiado pequeño.
“Eres demasiado pequeño,
espejo ingrato”
Y en un arrebato de entusiasmo
ensimismado se libró el espejo
de su marco codicioso.
Y brilló el mundo en sus añicos.
Hace casi dos meses te dije "no lo entiendo pero debe ser precioso", ahora sé que es precioso y no sé que hacer, me has sacado de una cárcel para encarcelarme a otra sin barrotes.
Madre mía que viaje me has dado Zendoia.
Escúchame bajito, me matan tus palabras.
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