El arte de los locos: fin (de momento)
Soy consciente de que os he dado ya bastante la tabarra este otoño-invierno así que voy a dejarlo, de momento. Se me quedan muchísimas cosas en el tintero, locos tan fascinantes como Carlo, Podesta, Paul Amar o el caso 411 (no se sabe ni su nombre).
Espero al menos haberos abierto los ojos al arte inconsciente, autónomo, autodidacta, personal, ajeno a escuelas y estilos, mediúmnico. A lo mejor un día oís una voz que os obliga a pintar, como Madge Gill, u os ponéis a tejer un vestido de novia con hilos de vuestras sábanas como Marguerite Sirvins, o encontráis una piedrecita que os inspira para construir un palacio (como Ferdinand Cheval) o una torre (como Simon Rodia) , u os da por escribir vuestra biografía como Adolf Wölfli o un mundo imaginario tan complicado y fascinante como el de Henry Darger. Espero que no os dé por mutilaros y fotografiaros (aunque sé que alguno ya lo habéis hecho) como David Nebreda: quizá sea mejor que os imaginéis en un mundo perfecto y romántico como el de Aloïse o de bellas palabras como el de August Walla o tremendamente erótico como el de Josef Hofer. Y si no os gusta ese mundo, siempre podéis envolverlo en hilos y ocultarlo como hacía Judith Scott.
Lo que sí espero es que estéis atentos al arte: en cualquier resquicio, basurero, habitación de niño, cajón de abuela, folio usado de compañero de trabajo, en una servilleta de bar, en un caballo de madera tallado burdamente, en el portal de una casa de pueblo, en un blog perdido por internet, en los comentarios de ese blog. Estad con los ojos abiertos, para que nada se pierda.
_________________________
Espero al menos haberos abierto los ojos al arte inconsciente, autónomo, autodidacta, personal, ajeno a escuelas y estilos, mediúmnico. A lo mejor un día oís una voz que os obliga a pintar, como Madge Gill, u os ponéis a tejer un vestido de novia con hilos de vuestras sábanas como Marguerite Sirvins, o encontráis una piedrecita que os inspira para construir un palacio (como Ferdinand Cheval) o una torre (como Simon Rodia) , u os da por escribir vuestra biografía como Adolf Wölfli o un mundo imaginario tan complicado y fascinante como el de Henry Darger. Espero que no os dé por mutilaros y fotografiaros (aunque sé que alguno ya lo habéis hecho) como David Nebreda: quizá sea mejor que os imaginéis en un mundo perfecto y romántico como el de Aloïse o de bellas palabras como el de August Walla o tremendamente erótico como el de Josef Hofer. Y si no os gusta ese mundo, siempre podéis envolverlo en hilos y ocultarlo como hacía Judith Scott.
Lo que sí espero es que estéis atentos al arte: en cualquier resquicio, basurero, habitación de niño, cajón de abuela, folio usado de compañero de trabajo, en una servilleta de bar, en un caballo de madera tallado burdamente, en el portal de una casa de pueblo, en un blog perdido por internet, en los comentarios de ese blog. Estad con los ojos abiertos, para que nada se pierda.
_________________________
5 Comentarios:
y olé!
ummmm, con lo enganchado que estaba.
Hay gente que no "roza ni por un instante la belleza", en cambio esta taberna destila arte y belleza por cada uno de sus rincones.
"Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza…" (Aute)
Está en todas partes. Te ataca, te golpea, te sonríe, te abriga, te sacude, te hace sangrar, te congela el alma, te saluda, te corroe, te deslumbra, te ciega, luego te da otros ojos y ya nunca miras igual. La belleza es el principio y el fin de la vida.
Gracias por traer miradas diferentes. O no tanto.
Ay... que estoy completamente perdida, han publicado mucho, y del arte de los locos que tanto me gusta... unos días y me pongo al tanto de todo.
Entretanto un afectuoso saludo por este nuevo año que comienza, para ambos.
Publicar un comentario
<< La Taberna del Mar