La taberna del mar: junio 2011

13 junio 2011

Mandarina

Noches de doble filo me desvelan,
pálidas andanadas de renuncias,
intermitentes y aciagos misereres
esparciéndose melancólicos
repletos de delirios y amarguras.
Horas doloridas que no desisten
en su empeño de convertirme
al menos en esclavo
y explotan en el aire como frutas
maduras que revientan contra el suelo.
Pálida y angustiosa luz de enero
que fue tan bella en otros eneros de hace tiempo
y que me insulta ahora en los atardeceres
cuando el plomizo cielo se vuelve anaranjado
en los confines del paseo
de camino hacia la biblioteca.
Los árboles helados me acompañan
y pasan velozmente a izquierda y derecha
como siglos, como dinastías.
Me envenena una nube de acero y mandarina.


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