Antes de entrar al mar
Antes de entrar al mar he de advertirte
que hay tormentas que asolan
con rayos de dolor
abandonadas islas de piedra sin vida,
que hay olas de agonía
que arrasan las orillas de playas remotas.
Antes de entrar al mar he de advertirte
que innumerables monstruos
se agitan en el fondo con las fauces abiertas,
y que a veces las aguas se tiñen de la sangre
de los marinos muertos,
de los débiles,
o de los imprudentes,
y sus esqueletos calcinados
vigilan los caminos de algas.
Antes de entrar al mar he de advertirte
que hay gaviotas hambrientas
que te pican los ojos
y vomitan sangre en tu cabeza,
y que hay soles que abrasan,
y que la sal te quema la garganta.
Pero algún día
hay un olor a jazmín en el aire,
y una isla azul se recorta a través de la bruma,
y una cascada virgen se derrama
y te inunda de luz y de frescor,
y resucitas.
Son sólo un par de cosas
que quiero que sepas
antes de entrar al mar.