La taberna del mar: febrero 2011

15 febrero 2011

La mañana


Todo vuela detrás de tu cuerpo intocable
y la última noche aún quema
versos que se apagan con un roce.
Con fiebre descubro que la oscuridad
se deslíe como esos pájaros negros
que se mueren por cientos
sin que nadie sepa la causa.
Me gustaría no haberme despertado
o haberlo hecho en tus brazos,
pero ya es tarde y las sábanas aún guardan
el peso de tu espalda.
Ya no es hora ni siquiera de hacer testamento
así que camino por el borde de mis párpados
porque no quiero salirme de mi adentro.
El destino no se deja cortar con
afiladas y benditas cuchillas.
Acaricio nuevamente mis cicatrices
mientras entra,
absurdamente luminosa, la mañana.

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04 febrero 2011

En algún lugar


Hay veces en que el color del agua,
la claridad del cielo,
la vida encubierta de las plantas
esperando el fin del invierno,
la simple presencia de un pedrusco
hacen que estalle
la mirada observadora
que en algún lugar creo mía,
y que se ponga alerta, inquieta,
porque la fugacidad irrepetible
de ese paisaje que veo
se confunde
con una eternidad permanente
que se expande al mismo tiempo,
y entonces esta mirada observadora
que creo mía no sabe
si en ese mismo instante
todo está llegando a su fin,
o si este mundo
conseguirá perpetuarse
incomprensible e incorregible, ruin, cruel,
inmutable,
hasta que las cumbres de las montañas
terminen bajo las aguas del mar.

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